Bioenergía

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Primero, procedemos al inventario. El paciente habla de sus sentimientos, de sus emociones, de sus conflictos internos. Esta observación, en contacto directo con importantes acontecimientos cotidianos, encuentra su fuente en la historia pasada del paciente. 
Se trata pues, en un segundo paso, de descifrar el conflicto actual:

¿En qué período de la vida (en el útero/infancia/adolescencia/adulto) se formó?

¿Con qué pariente cercano está relacionado (madre, prima, etc.)?

¿Cómo puedes levantar este recuerdo para que la emoción de ti alcance más?

Buscamos comprender cómo el conflicto se convirtió en un “trozo de historia solidificado” y no asimilado, en el cuerpo, el corazón y el espíritu.

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En tercer lugar, la sesión está dedicada a explorar y desentrañar la tensión acumulada. Las situaciones infantiles que bloquean o paralizan pueden actuarse con la ayuda del terapeuta. Esto permite aceptar la historia pasada sin apegarse más a ella y aprender a responder a las situaciones de una manera más satisfactoria y más adecuada.

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Al final de la sesión, el paciente verbaliza lo que ha experimentado en su vida, con el fin de integrar los cambios que acaba de realizar y disponer de ellos en su vida diaria. Será útil volver a hablar de ello en las siguientes sesiones, para soltar las tensiones que vuelven, para consolidar los cambios, y para confirmar a la persona en sus nuevas capacidades...

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Es un trabajo profundo que requiere voluntad de trabajar sobre uno mismo y de comprenderse a uno mismo, es necesario hacer entre 4 y 10 sesiones para un trabajo completo.

 

Recomendamos estos tratamientos a lo largo de un año en general. Después de eso, solo será un mantenimiento que se realizará aproximadamente una vez al mes.